1/4/14
en la adolescencia
los circulos
me rebalsaba el pánico.
perdía la conciencia y otras cosas
en la madriguera de la noche,
para despertar
con un silbido metálico
en la memoria.
siempre lo mismo en el bolsillo:
un espiral obsesivo
hecho con el papel
de los cigarros.
vudú bonaerense
o un recuerdo del sol, supongamos.
hoy ya no soy joven
soy mejor, casi un niño
pero hace tiempo
el miedo
flota muerto
en este vaso de cerveza
y conseguí entender
que ni en la mas rabiosa
de las locuras
una serpiente sensata
podría morderse
la cola.
hj
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